Queridos lectores, llegados a este punto de nuestro viaje,
supongo que sabréis, que nos encontramos en España, todos (aunque alguno
quisiera quedarse). El caso es que no queríamos despedirnos de vosotros sin
contaros el final de nuestra gran aventura por Inglaterra.
Por si alguien tenía la esperanza de que nuestro último día
fuera a ser seco, os diremos que no habéis acertado, llovió un momento, (el
único inconveniente de viajar a Inglaterra). Pero eso, no nos impidió empezar un
largo y cansado día.
Lo primero de todo, fue levantarnos (¡como lo odiamos!) tras
el aporreo de puertas por parte de los profesores durante al menos cinco
minutos, y alguno que otro recordó que tenía que meter una cosa en la maleta,
otro tenía que abrir la maleta para coger la ropa que se iba a poner hoy, etc.
El caso es que, después de todo el jaleo que seguramente
montamos, desayunamos muy fuerte, pues hoy sería un día muy, muy cansado, a la
vez que divertido.
Cogimos las maletas, y más o menos, luchamos para coger el
ascensor, pues no creo que a nadie le hiciera gracia bajar la maleta tres
plantas por las escaleras (aunque a alguno le toco). Evidentemente todo esto
teníamos que hacerlo en silencio, pues aun había gente durmiendo en nuestra
planta (¡no sé donde nos viene la fama a los españoles de armar jaleo!).
Después de cargar las maletas en el autobús que nos llevaría
al aeropuerto, nos llevaron a la playa a la que fuimos el lunes, esta vez no
fuimos andando, sino en autobús, por suerte.
Luego, en la playa, fuimos por el camino que llegaba al
faro. Y ahí, hicimos grupos de tres personas y fuimos a las rocas que están en
el exterior del faro, pues nos dieron una red y un cubo. ¡Y a pescar!
Aunque todos cogimos algo, ¡algunos fueron muy afortunados y
cazaron más de un cangrejo!
Después de la “pesca”, fuimos al interior del St Mary, donde
nos explicaron cómo funcionaba el faro, las instalaciones… Las vistas desde
arriba, eran impresionantes, y tuvimos mucha, mucha suerte de ver una cría de
foca marina, a la que pudimos distinguir pues su pelo blanco contrastaba entre
las rocas y la marea que subía y subía.
Seguido del faro, vino lo que muchos esperaban que no
llegase, la despedida en el colegio.
Ahí, disfrutamos de unos juegos típicos, como por ejemplo,
cada uno con un número asignado y divididos en dos equipos, teníamos que meter
un saquito entre una silla con un palo hecho de periódicos cuando decían
nuestro número… Algo parecido al futbol. Pero no os creáis, pues nosotros les enseñamos como se juega
al pañuelo y pareció gustarles bastante. Al final, pusieron el video que tanto empeño habíamos puesto
al filmarlo… Aunque no lo vimos al completo, pues no teníamos mucho tiempo,
estoy convencida, que pronto lo verán y dirán: “¡Qué diferente es su escuela!”
Pues en cierto modo, es así.
Después de intercambiarnos nuestros correos electrónicos,
direcciones postales y demás, vino la parte más difícil, el adiós.
Cuando ya nos marchábamos del colegio, seguro que alguno se
planteo que la semana había pasado muy rápida.
Al llegar al aeropuerto, fue otra historia, pues justo
cuando nos íbamos, va, y sale el sol… ¡Odio el clima de Inglaterra! Cogimos nuestras maletas, pasamos los controles, y el resto fue
otro cuento…
Solo os puedo decir, que en el autobús que nos llevo a
Teruel, unos dormían y otros no pararon de dar murga con la música del móvil.
Cuando llegamos, era como si no hubiésemos visto a nuestras
familias en años, pues nos abalanzamos sobre ellas como si no nos importara
nada más.
Nos queda agradecer la paciencia infinita (o casi) que han
tenido nuestros profesores acompañantes, ya que han pasado de profesores a
amigos. Espero que os hayan gustado los detalles que nuestros padres han tenido
con los jefes de los equipos: pollitos, cochinitos, y patitos, así como con
Siobhàn, que no pudo acompañarnos, pero participo activamente en la organización
del viaje.
Supongo que esto no es un adiós, pues el próximo año, habrá
otro grupo de treinta niños como nosotros, emocionados por ir a Newcastle. Espero
que para ellos sea también una experiencia inolvidable como lo ha sido para
nosotros… Digamos, que es un hasta pronto y que a los próximos les llueva menos
que a nosotros.